Desde nuestro sentir, la sanación del dolor del linaje femenino requiere de una sanación en TODOS los aspectos, espacios y acciones.
Reivindicar los Derechos de la Mujer, desde acciones, sentimientos y pensamientos masculinos, es de base una contradicción, y además un gran derroche de energía ya que, a nuestro entender, la mejor manera de obtener manzanas es cultivando un árbol de manzanas, y no un nogal.
Por eso, aquí les dejamos esta historia de Pacha y su Abuela, para invitarlas a sentir cuál es el mejor camino, desde sus corazones femeninos, de construir un mundo más bello, armonioso y equilibrado, en abrazo fraterno entre lo femenino y lo masculino.
PACHA Y LA RONDA DE LA VIDA
Esa tarde, Pacha
estaba jugando cerca del bosquecito espinoso que se derrama por la ladera oeste
del cerro donde está su casa; hacia donde se encamina la abuela cada vez que va
a buscar plantas para hacer té y curar algún malestar de la familia.
Correteando tras
las mariposas, llegó hasta el senderito de la abuela.
Nunca antes había
sentido curiosidad por adentrarse en él.
Ese era el sendero de la abuela, y con eso bastaba.
Sin embargo, esta vez fue distinto. Algo en el pecho la llamaba a seguirlo.
Con mucha emoción y algo de temor, Pacha
empezó a caminar por el senderito en medio del bosque de talas, espinillos,
molles, piquillines, algarrobos, chañares y otros arbustos pequeños…
Los rayos del sol
destellaban entre las ramas, e iluminaban los claros que se abrían cada tanto…
En uno de esos
claros, a Pacha le llamó la atención un brillo extraño… Con lentitud se fue
acercando hacia el lugar donde vio un destello deslumbrante… se sorprendió al
encontrarse con unas cuantas arañas que caminaban hacia el mismo lugar; se
detuvo y mirando atentamente encontró que todas se dirigían hacia un tronco
hueco que hacía de puente entre un lado y el otro del claro, en medio de una
maraña de ramas espinosas…
Sobre el tronco,
entre las ramas, las arañas habían tejido una tela muy grande, y de sus hilos
colgaban pequeñas gotas de agua… Pacha
se acercó suavemente… las arañas parecieron ignorar su presencia y siguieron
con sus tareas… entonces Pacha se sentó frente a la tela y se quedó mirándola
extasiada… tenía unos dibujos hermosísimos, y las gotas de agua destellaban
colores cuando los rayos del sol las tocaban…
Pacha quedó tan
subyugada por ese maravilloso descubrimiento que no notó como lentamente el
claro se fue abriendo y a su alrededor nuevas compañeras se fueron acercando…
solamente cuando el murmullo de tambores comenzó a crecer Pacha miró a su
alrededor, y se encontró rodeada de mujeres jóvenes que hacían una ronda y
cantaban mirándola con un brillo emocionado en los ojos…
Entonces sintió que
alguien estaba sentada atrás suyo, y al darse vuelta vio a su abuela querida,
que la miraba con ternura… la abuela la abrazó, y luego suavemente la hizo
volverse y desatando sus colitas, comenzó a peinarla, mientras las mujeres
jóvenes seguían bailando y cantando con voz dulce…
Luego, la abuela
comenzó a hacerle una trenza y, de a una, las mujeres de la ronda se fueron
acercando a perfumarla con flores de suico, mientras las demás cerraban la
ronda para que no se formaran huecos y la música no se cortara…
Cuando la trenza
estuvo lista, la luna brilló grande y radiante en el cielo. Las mujeres, sin dejar que la ronda se rompa,
prendieron una fogata, y entonaron nuevos cantos. Entonces la abuela habló y
dijo:
- Bienvenida hijita. Tu tiempo
llegó. La Tierra, la Luna, el Sol y las
Estrellas te sostienen y te guían. El
Viento y el Agua te enseñan y te aconsejan.
Tu trenza trae la memoria de los antiguos para que sea presente en tu
vida cotidiana…
La Vida es una
Ronda, y cada uno de nosotros, en el lugar donde estemos, somos una gota que
destella la Luz del Cielo… ahora también es tu orgullo conocer este secreto,
cuidarlo y amarlo… Mientras la Ronda de la Vida esté unida la memoria te hará
saber quién sos, y tus ojos lo van a contar…
Entonces todo
quedó en silencio, la ronda de las mujeres se mezcló con los árboles que
rodeaban el claro… Pacha se levantó, sintió sobre su espalda la trenza y
percibió a su alrededor el perfume del suico… En sus ojos resplandecía el brillo que llegaba desde lejos, como eco de sus ancestras y ancestros, y su corazón se acunaba en el susurro de la Luna que la invitaba a ser MUJER en esta Tierra Sabia...
(Paulina Buscarone - Los Cuentos de Pacha)
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