La selva olvidada cubrió el espejo cristalino, el silencio
profundo del monte se sintió como un dolor agudo en el alma y la humedad
encerrada se escurrió por las mejillas como lágrimas muy antiguas.
[...]
Un impulso lo llevó a buscar dentro… allí dormía una pipa
antigua que destelló suavemente cuando la descubrió.
Una melodía dulce y milenaria se elevó de la boca de la
pipa… una melodía hecha de humo de tabaco y sabor a yerba mate… y creció,
derramándose por el monte dormido, llenándolo de sonidos. Las hojas se desperezaron, las ramas se
sacudieron, y los rayos del sol despertaron a los pájaros que se unieron al
canto de la pipa…
[...]
Es que de la tierra siempre brotan manantiales de memoria
para quienes anhelan volver a casa…
(fragmento de cuento en elaboración)
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