Los Comechingones.
Datación histórica de su presencia en territorio cordobés. Sitios arqueológicos más antiguos:
la dinámica de ocupación de lo que hoy conocemos como provincia de Córdoba, se remonta, como hemos visto a 12.000 años AP, con el hallazgo del Ing. Aníbal Montes en la ciudad de Córdoba. A los cazadores-recolectores de la cultura Ampajango, le siguen los restos arqueológicos de los Horizontes Culturales Ayampitín y Ongamira, cuyos diferentes estratos indican los procesos de desarrollo, manifiestos en los elementos producidos para la paulatina complejización de la vida cotidiana.
Así, se ha logrado establecer el cambio de estrategias de caza a partir de la modificación en cuanto tamaño y forma, de los proyectiles utilizados. La aparición, en Ongamira, de pozos para almacenamiento revelan una mejor tecnología para el procesamiento y conservación de los alimentos. Hecho que ha repercutido una mejora en la calidad y esperanza de vida, que a su vez promueve un mayor crecimiento demográfico, lo que implica nuevas estrategias de organización social, asentamientos estables, división del trabajo: recolección, cacería, siembra, recría de animales, diversificación de técnicas de producción de materiales, etc.
Este período aún se incluye dentro del denominado HORIZONTE ACERÁMICO, por no hallarse entre los restos arqueológicos, muestras de cerámica. Y aproximadamente su período se extiende desde 4.500 años AP a una datación entre 2000 y 800 años AP, donde el HORIZONTE se denomina CERAMOLÍTICO, debido a la combinación de herramientas líticas y utensilios cerámicos en los restos arqueológicos hallados.
La aparición de la industria cerámica indica la necesidad de elaboración de utensilios para el transporte, almacenaje y cocción de alimentos cultivados. Se supone que la técnica de la cerámica llega a la región como resultado del proceso natural de difusión cultural, a través de la gran movilidad e intercambio entre culturas. Esto nos ayuda a entender que en ningún momento es posible pensar la historia pre-hispánica como una imagen estática ó aislada. Los procesos interculturales han sido característicos en todas las etapas de la historia del hombre. También se destaca, en este período, la aparición del arco y la flecha, lo que indica una mejora en la estrategia de caza, adaptándose a la cacería de animales más ágiles y pequeños.
Por último, el HORIZONTE AGROALFARERO, con las características propias de las culturas encontradas y sometidas por el conquistador español, se comienzan a definir hace aproximadamente 1200 años.
Penetración sanavirona en territorio comechingón:
como se dijera anteriormente, es preciso recordar que en todos los períodos históricos, la movilidad de los grupos humanos genera el intercambio cultural, dando a las regiones una dinámica socio-cultural importante. Y en el caso de las Sierras Centrales, esta dinámica es más intensa, dado su enclave geográfico, que le confiere la particularidad de ser una región de transición entre las regiones de montaña, de llanura y de selva.
Precisamente, la cultura Sanavirona ingresa a las Sierras Centrales desde el norte, proveniente de la hoy llamada provincia de Santiago del Estero, por un paso natural milenario que el Ing. Aníbal Montes describe como el Antiguo Camino de los Sanavirones, utilizado por todas las corrientes migratorias humanas que, provenientes del norte, arribaron ó pasaron por las Sierras Centrales.
Los Sanavirones, según Carlos M. Sarasola, provenientes del noreste a través de Santiago del Estero, participan de una dinámica de sincretismo cultural con los Comechingones desde aproximadamente el 500 a.C. Sus características culturales hacen suponer una herencia cultural ancestral de origen selvático, que con el paso del tiempo ha ido aculturándose con la cultura de montaña propia de los Comechingones. Aunque los Sanavirones ocuparon parte de las Sierras Centrales, su mayor área de ocupación se halla hacia la región llana de la Laguna Mar Chiquita. Portadores de hábitos selváticos, se caracterizaron por la caza, pesca y recolección de frutos. Adoptaron las técnicas del cultivo y la irrigación por acequias por influencia Comechingona.Construían casas comunitarias, y las protegían con empalizadas, lo cual sugiere una indudable influencia selvática.
Procesos interculturales. Influencias diaguitas en territorio comechingón:
Aníbal Montes, en varias partes de sus obras, demuestra la innegable dinámica cultural entre los pueblos vecinos a los Comechingones, a partir de los rastros dejados en la toponimia, patronímica y algunas costumbres comunes a ambas culturas.
Particularmente, en el libro El problema etnográfico de los Sanabirón y los Comechingón, escribe textualmente lo siguiente:
En la encomienda de Ludueña (1586) el mismo pueblo del posterior litigio, se llamaba “Ciqui halon, por otro nombre Ciguigasta”, siendo su cacique principal Quilambe naguan. Y en la misma oportunidad y comarca figura el pueblo Chilocho halon o Chilochin gasta, con su cacique Chilon charaba.
Podemos aquí apreciar la mezcolanza de: halon-gasta-charaba(comechingón, diaguita, sanabirón).
Este pueblo en litigio entre encomenderos, que menciona Montes, se encuentra ubicado en el hoy denominado Departamento Ischilin, al Noroeste de Cba., en límite con la Provincia de Catamarca, donde se desarrollaba la cultura Diaguita.
En cuanto a las similitudes de costumbres, Montes cita el hábito del cambio de nombres, de jóven a adulto en un cacique. Otros testigos declaran lo mismo y se aclara que el cacique Ibac siton se llamaba Ban Chucla cuando era joven. Esta costumbre estaba tan generalizada entre los indios de Córdoba como entre los Diaguita (Existe numerosa documentación).
También se considera que la alfarería, las técnicas de cultivo, la cría de ganado y la vestimenta adoptada por los Comechingones, proviene del contacto con las culturas de montaña a través de los Diaguitas. De tal manera, es posible intentar reconstruir aquellas grandes pérdidas en las características socio-culturales y espirituales de los Comechingones, a partir del análisis de las culturas que los rodearon, principalmente la Diaguita.
Realidad socio-cultural a la llegada de los españoles.
El Libro "Geocultura de Córdoba – Aníbal Montes, pensamiento e investigación", es la recopilación de seis obras del Ingeniero Aníbal Montes, cuyo trabajo de reconstrucción y revalorización de las culturas originarias de la provincia en el Archivo Histórico, es el legado más valioso que nos pudo haber dejado a nosotros, las generaciones futuras.
Dentro de estas obras, logramos reconstruir el panorama socio-cultural de la región que hoy se da en llamar Provincia de Córdoba, a la llegada de los conquistadores en 1573.
Panorama que no se halla desierto en absoluto.Verdaderamente es un mosaico cultural riquísimo, que pone al descubierto la falsedad del discurso histórico sobre la inexistencia de un acervo cultural autóctono que nos religue con el pasado pre-hispánico.
Siguiendo particularmente una de las obras del libro: El Problema Etnográfico de los Sanabirón y los Comechingón, es posible rearmar el mapa de distribución geográfica de las dos Culturas que habitaron el territorio ancestralmente.
Montes, a partir de la lectura de los expedientes que tratan sobre litigios entre encomenderos por las tierras que ambicionaban, a logrado reconstruir el rompecabezas que supone el asentamiento de uno y otro grupo étnico, basándose principalmente en los nombres de caciques, pueblos y naciones, que denotan las diferencias étnicas a partir de la lengua que utilizan.
De este modo, los Sanabirones han dejado claramente su impronta en la patronímica, al nombrar a todos sus caciques con el término Charaba, y todos sus toponímicos incluyen la voz sacat. Por lo tanto, al recuperar Montes, de los expedientes y registros, los nombres de los pueblos con sus caciques, ha logrado rearmar el mapa de ocupación sanabirona en toda la región Norte, Noreste y Centro de la actual Córdoba.Determinando a su vez que, el camino de penetración del pueblo Sanabirón a las sierras cordobesas es el actual “Camino de Santiago del Estero”; llamado en época de la Conquista “Antiguo Camino de los Sanabirones”, se halla ubicado al norte de la provincia, cuyo itinerario de Norte a Sur puede describirse desde las tierras que se extienden entre los Ríos Dulce y Salado, en Santiago del Estero, pasando por la localidad Ojo de Agua, aún en Santiago, y tocando puntos como San Francisco del Chañar (antiguamente llamado Cachi), Caminiaga (antiguamente Camin yaga), llega a Quilino, cuya región ha sido uno de los mayores emporios agrícolas de los Sanabirones.
También, gracias a los patronímicos y la toponimia, transcripta y sistematizada por Montes, es clara y evidente la ocupación de los Comechingones en la región Noroeste (aunque aquí está manifiesto el proceso de ocupación de los sanabirones), Oeste (Traslasierra), Sur y Suroeste.
En cuanto a las apreciaciones que hiciera Montes con respecto a los grados de “evolución” socio-cultural de ambas etnias, el autor propone la teoría de que los Sanabirones eran portadores de una cultura más desarrollada, introduciendo en la tradicional vida cazadora-recolectora de los Comechingones, la vida sedentaria, las técnicas de cultivo, la cría de ganado y el aprovechamiento de la lana para la elaboración de prendas de vestir, la cerámica y las pictografías, así como la “lengua general del Perú”.
Sin embargo, estas observaciones de Montes pueden ser revisadas y reconsideradas. Y para ello es posible apoyarse tanto en los trabajos arqueológicos recientes, citados anteriormente, como en el trabajo de Carlos Martínez Sarasola Nuestros Paisanos los Indios, cuando describe los diversos pueblos que ocupaban el actual territorio argentino a la llegada de los españoles, y los agrupa según las características geo-culturales que presentaban.
En este trabajo, Sarasola, presenta a los Comechingones y los Sanavirones como culturas de Montaña. Sin embargo, dado el encuadre geográfico ocupado por estos pueblos, presentan características de transición. Principalmente los Sanabirones.
Según los datos presentados en este libro, hay concordancia con Montes, en tanto que los Sanabirones son provenientes de la región santiagueña, penetrando en las serranías cordobesas y estableciendo procesos de mestizaje cultural con los Comechingones, desde el 500 a.C. Sin embargo, Sarasola presenta a este grupo étnico, como heredero de la cultura amazónica, por la influencia recibida desde la región chaco-santiagueña. Y enumera una serie de rasgos culturales propios de los pueblos amazónicos en la cultura sanabirona, como por ejemplo el cercamiento de las viviendas con empalizadas, viviendas comunitarias, cultivo del maíz, y de hábitos cazadores, recolectores y de pesca. Caso opuesto al de Montes.
Y sobre los Comechingones, Sarasola los describe como antiguos habitantes de la región serrana, con gran influencia diaguita, que se manifiesta en el alto desarrollo del cultivo de montaña, los canales de regadío, el cultivo del maíz, la quinoa, el zapallo, la cría de ganado, la conservación de los granos en silos subterráneos, el tejido, el trabajo en piedra y hueso, y en menor medida la caza y recolección de frutos.
Sobre estos datos, y cotejando con la reconstrucción que hiciera Montes de los pueblos de una y otra etnia, es sumamente notable la veracidad del supuesto de Sarasola, en tanto los rasgos culturales heredados por cada grupo según el área de localización y procedencia.
Al ubicar a los Sanabirones preponderantemente en la región norte, noreste y centro se hace incuestionable su procedencia noreste, y por lo tanto la impronta cultural de los grupos herederos de los amazónicos. Reafirmando la influencia diaguita en los comechingones, con un desarrollo cultural más propio de los pueblos de montaña.
Y sobre estos parámetros de análisis, es posible replantear la autoría de las pictografías halladas en las sierras de Córdoba, ya que Montes las propone como manifestación de un mayor grado de evolución aportado por los Sanabirones. Sin embargo, algunas circunstancias hacen suponer lo contrario.
Partiendo de los pocos aleros que actualmente es posible visitar, y en función de lo que narra el propio Montes sobre las escenas representadas, no es muy razonable que un pueblo deje representado en sus cerros sagrados situaciones pertenecientes a otros pueblos. En tal sentido, los pastores de ganado de llamas, según Sarasola, eran los Comechingones no los Sanabirones, y en los aleros se repiten mucho las escenas de llamas en corrales, o atadas en caravana, y la cuenta del número de animales.
Otro caso a tener en cuenta es la aparición del español a caballo y los perros, los enfrentamientos con el español. Y en este sentido, tanto Montes como Sarasola, hablan de los Comechingones como grandes guerreros, tan feroces que según Sarasola, han logrado mantener su territorio libre de la penetración incaica. Y no sería lógico que un pueblo represente simbólicamente el accionar de otro. Además hay pictografías en lugares de la serranía cordobesa donde la influencia sanabirona prácticamente no ha existido, a juzgar por los patronímicos y toponímicos recuperados por Montes, como en los departamentos de San Javier, Minas, Calamuchita ó Río Cuarto.
Organización Socio-política:
Como citáramos anteriormente, los pueblos originarios de la serranía cordobesa, a medida que fueron creciendo demográficamente, han modificado paulatinamente sus modos de vida y ocupación territorial.
A la llegada de los españoles, los pueblos Comechingones y Sanabirones se encontraban organizados social y políticamente de tal modo, eficiente y prácticamente, que al conocer sus hábitos, los españoles hallaron que les eran muy útiles al momento de “denunciar” las tierras que pretendían en encomiendas.
Esto ha quedado registrado en las numerosas escrituras y testimonios que dejaran los españoles. Aníbal Montes los cita, por ejemplo, cuando transcribe gran parte del texto de la Relación Anónima, como mejor y más oportuno testimonio de los españoles en tanto vida y organización de los pueblos serranos de la actual provincia de Córdoba, en su libro El problema etnográfico de los Sanavirón y de los Comechingón (1958)
“Téngase en cuenta que “ninguna familia” indígena vivía aislada en las sierras. La organización familiar, formando un pequeño pueblo y con tierra de cultivo, algarrobales y cazaderos “en propiedad colectiva” y preferentemente amojonadas las tierras, como lo prueban numerosos documentos del Archivo Histórico de Córdoba.
Esta organización tiene su origen en el modo de organización visto anteriormente, durante el período pre-cerámico. Como dijéramos allí, los pueblos nómades cazadores-recolectores, debían su movilidad a la búsqueda de los recursos naturales de subsistencia, condicionados por los cambios de estación.
Con la introducción cultural del cultivo de alimentos, los pueblos inician un proceso gradual de sedentarismo. Hecho que obliga a la modificación de las pautas culturales antiguas y la adopción de nuevas.
Este proceso se advierte en la construcción de viviendas estables, la delimitación territorial para cultivo y caza, y la producción de elementos y herramientas para uso doméstico.
En la “Relación Anónima”; que en realidad no es anónima sino que es el informe que hiciera Suárez de Figueroa a Jerónimo Luis de Cabrera, y que éste elevara al Rey, y que lleva por título: “Relación en suma y de la tierra y poblaciones que Don Gerónimo Luis de Cabrera Gobernador de estas Provincias de los Juríes a descubierto donde va a poblar en nombre de su Magestad una Ciudad”); queda expresado, con palabras de los propios conquistadores, el grado de desarrollo socio-cultural y político de los pueblos serranos
Las poblaciones tienen muy cercanas unas de otras que por la mayor parte a legua y a media legua y a quarto y a tiro de arcabuz y a vista unas de otras están todas.
Son los pueblos chicos que el mayor no terna hasta quarenta casas y a muchos de a treinta y a veinte y a quince y a diez y a menos porque cada pueblo de estos no es más de una parcialidad o parentela.
Y así está cada uno por sí, tienen los pueblos puestos en redondo y cercados con cardones y otras arboledas espinosas que sirven de fuerza y esto por las guerras que entre ellos tienen. Biven en cada casa a quatro y a cinco yndios casados y algunos a mas.
Son las casas por la mayor parte grandes que en una dellas se halló caber diez hombres con sus caballos armados que se metieron allí para una emboscada que se hizo. Son bajas las casas que la mitad de la altura que tienen está debajo de tierra y entran a ellas como a sotanos y esto hacenlo para el abrigo por el tiempo frío y por falta de madera que en algunos lugares por allí tienen.
También en la “Relación Anónima” se describen los usos y costumbres de los aborígenes serranos.
Gente toda de la más vestida dellos con lana y dellos con queros labrados con pulicia a manera de los guadamecis de España. Traen todos los más en las tocas de las cabezas y tocados que de lana hacen por gala muchas varillas largas de metales y al cabo dellas como cucharas, todos los más con un cuchillo colgado con un fiador de la mano derecha que se proveen lo más dello y otras cosas que de hierro tienen de rescates.
Las camisetas que traen vestidas son hechas de lana y tejidas primeramente con chaquira a manera de malla menuda de muchas labores en las aberturas y ruedo y bocamancas.
Crían mucho ganado de la tierra y danse por ello por las lanas de que se aprovechan.
Son grandes labradores que en ningún cabo hay agua o tierra bañada que no la siembren por gozar de las sementeras de todos tiempos. Es gente que no se embriaga ni se dan por esto del beber como otras naciones de yndios ni se les hallaron vasijas que para esto suelen tener.
Es tierra que se hallaron en ella siete ríos caudales y más de setenta o ochenta arroyos y manantiales todos de muy lindas aguas. Hay grandes pastos y muy buenos asientos para poderse criar ganados en gran número de todos los que en España se crían y hacer molinos y otras haciendas con que puedan vivir prósperos los que allí vivieren. Tienen arte y parecer de tierra muy sana porque los temples son muy buenos y sus tiempos de invierno y verano como en España.
A partir de los fragmentos precedentes, podemos ver que los habitantes de la región serrana de la Provincia de Córdoba, estaban muy lejos de ser “pueblos bárbaros” sin cultura ni “civilización”. Los pueblos indígenas de Córdoba se hallaban perfectamente organizados en parcialidades, bajo la conducción de un “curaca” ó “cacique”, con tierras amojonadas, aptas y suficientes para cubrir las necesidades de cultivo, caza y recolección según la cantidad de miembros de cada parcialidad. Los pueblos ó parcialidades entre sí mantenían relaciones amistosas de convivencia, donde las alianzas y las ayudas eran la norma de vida de estos pueblos.Así lo testimonian los miembros de algunas parcialidades, al tener que testimoniar en juicios entre encomenderos.
Declaró el cacique Cobil naban del pueblo de Mantala halon (lugar hoy conocido por Mandala, dos leguas al S. O. de Soto); entre otra mucha información sobre pueblos, caciques, ríos, distancias, etc., de la comarca, dijo:
“que los pueblos de Cantapas y Atan henen no son todos uno, sino diferente parcialidad, pero que siempre se han tratado como parientes en amistad, haciéndose fiestas unos a otros y que está apartado uno de otro. Que todos son del mismo apellido de Cantapas con los del pueblo de Chabala hen...
“Que los Caciques Tonguinecho y Quilampi toco son muertos e que fueron caciques del pueblo Atan henen y al presente son aquí caciques Tunquichi costin y Quilampi cagna y Colo opan y no ha habido cacique llamado Atan Charaba en el Pueblo Atan henen.
“Que no conoce ningún pueblo Atan sacat, que los españoles deben haber puesto tal nombre, que en su lengua llaman henen como en la sanabirona llaman sacat”. (Nº 324 del R. M.)
Desarticulación de los pueblos originarios serranos a partir de la Conquista Española
Con la llegada de los conquistadores al territorio de la actual Córdoba, la vida de los pueblos originarios se vio radicalmente modificada y desarticulada. Las expediciones de reconocimiento al territorio cordobés se remontan al año 1553, es decir, veinte años antes de la fundación de la Ciudad de Córdoba. A lo largo de estos veinte años, las expediciones que fueron incursionando en la región, recabaron suficiente información sobre la forma de vida autóctona, de tal manera que cuando se realizó la “empresa” de la fundación, los españoles traían un claro conocimiento sobre el territorio.
Entre estos conocimientos, se destaca la clara conciencia acerca de la organización socio-política de los pueblos serranos, con sus parcialidades, sus amojonamientos, y la herencia ancestral de las tierras de cada uno. De tal modo, que los capitanes españoles pudieron “reclamar” en encomienda las tierras que ambicionaban desde el mismo año 1573 en que se fundara la ciudad de Córdoba. Porque era bien sabido por ellos que los amojonamientos comechingones y sanabirones eran precisos, y que relevando los datos del cacique de las parcialidades asentadas en los territorios por ellos pretendidos, el registro no implicaba trabajo alguno.
Así, por ejemplo, los casos del Capitán Blas de Rosales y del Capitán Luis de Luna, de los cuales Montes cita lo siguiente:
En el mismo año (1573) y talvez simultáneamente, solicitaron al fundador de Córdoba, Encomienda de indios en estas dos comarcas vecinas, los dos viejos camaradas y amigos Capitán don Luis de Luna y Capitán Blas de Rosales.
Era evidente que ellos conocían personalmente estas comarcas históricamente relacionadas entre sí. La muerte de Rosales motivó el renunciamiento de su Encomienda de Escoba por el anciano don Luis y su regreso inmediato a Santiago del Estero.
Pero ha quedado en la comarca el recuerdo de su nombre y un motivo poético en la toponimia, ya que el camino que unía y une todavía ambas comarcas entre sí, se llamó y se llama “Quebrada de Luna”, según podemos verlo figurar en muy viejas escrituras y mensuras.
La muerte de Rosales, a la que hace referencia Aníbal Montes en esta cita, se debió a la sublevación de los Indios de Ongamira, ante el avasallamiento del español, que pretendió someter por la fuerza a un pueblo tan orgulloso de su libertad como han sido los Comechingones; quienes según el propio Montes y Carlos Martínez Sarasola, habían logrado frenar el avance inca sobre sus territorios. No así los Sanabirones, quienes a la llegada de los españoles manejaban el quichua, además de su propio idioma.
Esta actitud autoritaria ha llevado a numerosos encontronazos bélicos entre Españoles y Comechingones. No así con los Sanabirones, quienes se volvieron rápidamente intérpretes de los españoles, al conocer el quichua, “la lengua general del Pirú” como la llamaban los españoles.
En cuanto a los españoles, su interés de conquista de esta región de Argentina, se basa fundamentalmente en la riqueza agro-ganadera de la tierra. En sus registros así está asentado, que ya los hemos citado.
Y eran absolutamente conscientes de la propiedad de los pueblos indígenas sobre las tierras de las que se apropiaban.Para logralo, el trámite se cumplía en dos etapas. Durante la primera se solicitaba la encomienda de los pueblos de indios, aprovechando el amojonamiento y la organización propia de los pueblos originarios. Pasados un par de años, y con el pretexto de mejor evangelización, se “reducía” a los pueblos indígenas a las Reducciones Jesuíticas, dejando desiertas las tierras que, con tal característica, podía ser pedida en merced.
Tan pronto como fundaron Córdoba los españoles, empezaron a emigrar las tribus vecinas del lugar de la fundación.
Sin embargo, tanto don Jerónimo como las instrucciones y cédulas que traía, eran una promesa de benignidad para los naturales del país.
Especialmente debe hacerse notar la cláusula de que “no debían los españoles poblar en el mismo sitio en que estuvieran poblados los naturales”.
Pero resultaba que éstos, precisamente ocupaban el mejor lugar de la zona y cuando ellos eran numerosos, no quedaba en muchas cuadras y talvez leguas a la redonda, un terreno bueno para instalar un pueblo.
Cierre:
He aquí, aproximadamente, un panorama del devenir de los pueblos autóctonos de la región serrana cordobesa, y el modo en que se han asimilado a la población extranjera, dando origen al Criollo. Grupo humano que comparte en su herencia y en su historia ambas matrices culturales, y sin embargo es soslayado y poco comprendido en la verdadera dimensión de su riqueza. El criollo, es uno de los elementos constitutivos de nuestra identidad como argentinos. El mestizaje, con su gran bagaje histórico-cultural, es la mayor riqueza que podemos ostentar. Lo único que necesitamos es quitarnos las anteojeras culturales que nos impiden dimensionar el valor de dicho legado, y devolverle a nuestro pasado el brillo de la matriz original.
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