Los cambios de estaciones, los solsticios y equinoccios, marcan el tiempo de apertura y cierre de cada ciclo, pulsando alternativamente la energía masculina y femenina.
Por ello, en Agosto las culturas andinas celebran a la Pachamama (que no es simplemente la Tierra, sino un concepto total y complejo del tiempo-espacio que nos sostiene y contiene aquí y ahora) con ceremonias que marcan una clara energía femenina de nutrición. Toda la comunidad en general, pero guiadas por las Mujeres, ofrendan a la Tierra su Gratitud, en forma de alimentos que la misma Tierra nos brinda, a fin de fortalecer el vínculo con la Madre que nos Nutre y nos Sostiene, y brindarnos en completa entrega y armonía a su cuidado para que la relación entre la Madre-Tierra y sus hijas e hijos crezca y se fortalezca.
He aquí la sabiduría ancestral que nos heredan en amoroso silencio nuestros pueblos originarios, a fin de que aprendamos a danzar con armonía, gratitud y compromiso nuestro tiempo de Vida en esta Tierra que nos sostiene.