En el mes de Agosto, los vientos soplan con persistencia en
las Sierras. Las ráfagas cambian de
intensidad y dirección con ritmos aleatorios.
Los quehaceres cotidianos se vuelven desafíos estratégicos, para
aprovechar los momentos de calma en el exterior.
A veces a la Abuela le gusta sentarse mirando hacia el
Oeste, y quedarse escuchando y sintiendo los vaivenes del viento.
Hacia el Oeste, donde vive Pacha con su Abuela y sus padres,
la loma cae y, desde el fondo de la quebrada, sube el sonido del agua que corre
en el río. Desde el sudoeste llegan las
ráfagas de viento, cargadas de olores serranos que recolectan en la loma del
frente… y subiendo por la quebrada, pasan por el patio de la casa haciendo
cantar las ramas del algarrobo, y los remolinos de tierra danzan su memoria
sobre el patio.
Pacha y la Abuela, esa mañana, se sentaron bajo la sombra
del algarrobo a disfrutar del sol tibio y el viento que contaba historias
antiguas y presentes.
(la img de fondo es de internet) |
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