miércoles, 25 de febrero de 2015

Sembrar el valor de nuestra memoria en nuestras niñas y niños

Los códigos ancestrales, así como los lugares sagrados, funcionan de manera similar a los mándalas: Transmiten el conjunto de los conocimientos his- tórico-cultural-espirituales de un pueblo; además comparten mensajes impor- tantes para el presente y el futuro de la humanidad.


Es importante que los niños, niñas y jóvenes de hoy tengan acceso a los códigos ancestrales y que éstos sean grabados de manera visual, por ejemplo, los sellos mayas, o en los cantos, sonidos, mitos, bailes ances- trales, símbolos.


Los sellos solares son representados por glifos. Gráficamente transmiten de forma telepática sus características particulares de tal manera que la percepción que cada persona tiene de cada uno de ellos es sumamente individual, pues reaccionan como manifestación de la conciencia solar. Son re-estimuladores de la memoria ancestral, reactivadores telepáticos, la puerta de entrada al pensamiento holográfico, la función mental que opera en imágenes y símbolos s que en palabras, ya sea escritas o escuchadas. (Rodríguez, 2004:26)


Por eso los códigos ancestrales despiertan la memoria celular, tanto la individual como la colectiva, por lo que se trata de un diálogo directo con las células y el subconsciente, operando con el principio detonador a través de sonidos, lugares, colores y símbolos específicos. Curiosamente, tiene la doble función de despertar tanto el pasado como el futuro. En efecto, reconecta con el pasado, despierta la sabiduría ancestral de quiénes somos, refuerza la conexión con nuestras raíces y los diferentes tiempos/espacios, así como quiénes seremos.

(Libro "Pedagogía 3000 - 4° edición - Noemí Paymal)

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