Los códigos
ancestrales, así como los lugares sagrados, funcionan de manera
similar a los mándalas: Transmiten el conjunto de
los conocimientos
his- tórico-cultural-espirituales de un pueblo;
además comparten mensajes impor- tantes para el presente y el futuro
de la humanidad.
Es importante que los niños,
niñas y jóvenes de hoy tengan
acceso a los códigos ancestrales y que éstos sean grabados
de manera
visual, por ejemplo, los sellos
mayas, o en los cantos, sonidos,
mitos, bailes ances- trales, símbolos.
Los sellos
solares son representados por glifos.
Gráficamente transmiten de forma telepática sus características particulares de tal manera que
la percepción
que cada
persona tiene de cada uno de ellos es sumamente individual, pues
reaccionan como manifestación de la conciencia solar. Son re-estimuladores de la memoria
ancestral, reactivadores telepáticos, la puerta de entrada al pensamiento holográfico, la función
mental que opera en imágenes
y símbolos más que en palabras,
ya sea
escritas o escuchadas. (Rodríguez,
2004:26)
Por eso
los códigos
ancestrales despiertan la memoria celular, tanto
la individual
como la colectiva, por lo
que se
trata de un diálogo directo
con las
células y el subconsciente, operando con
el principio
detonador a través de sonidos, lugares,
colores y símbolos específicos. Curiosamente, tiene la doble
función de despertar tanto el
pasado como el futuro. En
efecto, reconecta con el pasado,
despierta la sabiduría ancestral de quiénes somos, refuerza la conexión con nuestras raíces y los diferentes tiempos/espacios, así como quiénes
seremos.
(Libro "Pedagogía 3000 - 4° edición - Noemí Paymal)